A Neil Armstrong siempre le gustaron los aviones y las exploraciones estelares. Por eso, cuando por primera vez en la historia quisieron enviar una nave pilotada por hombres a la luna, se apuntan como astronauta sin pensar lo. ¡Y lo cogieron. Junto a sus amigos y colegas Buzz y Collins, subieron al apoyo 11 rumbo a la luna, y con su traje de astronauta, Armstrong se convirtió en el primer hombre que ponga un pie en su superficie. Los poderes de Neil Armstrong fueron una increíble pasión por volar, una enorme valentía para enfrentarse a los peligros de una exploración espacial y una gran dosis de humildad. Gracias a ellos se convirtió en el primer astronauta que pisa la luna y se cree que sus huellas aún están intactas en la superficie lunar.
En mi vida, tuve la suerte de participar en una de las expediciones más emocionantes jamás realizadas, y llegar hasta donde ningún ser humano había llegado antes: la Luna. Gracias a eso, mi nombre aparece en todos los libros de historia.
Pero yo nunca me sentí distinto ni mejor que los demás. Tan solo era una persona que, tras mucho esfuerzo y entrenamiento, había logrado cumplir su sueño: volar lo más alto posible.
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